Tengo una carta para ti

Querido yo del presente, soy tu "yo" del futuro. Estarás sorprendido/a de que esta carta, llegue así a tus manos. Lo primero, porque ya, nadie escribe cartas, y mucho menos desde el año en el que te estoy escribiendo. Como te he dicho, soy tu "yo" del futuro, de un futuro algo lejano aún. Concretamente ahora mismo cuento con 80 años. Lo sé, no sabes por dónde coger todo esto, no te preocupes, te expongo la razón de todo esto.
La razón de escribirme esta carta y mandarla a tu presente, es que veo algunas cosas en las que hoy estoy muy arrepentido/a. Ahora, a mis 80 años, como podrás imaginar, vivo con muchas limitaciones. La edad no perdona, ya lo verás conforme avances en el tiempo, pero estate tranquilo/a, hasta el momento en el que te escribo, no vas a pasar por grandes problemas que no puedas ir solucionando. Pero bien es cierto, que hay muchas cosas que puedes cambiar ahora mismo, y así, en el momento en el que estoy, la cosa sería muy diferente. Créeme, lo que estás viviendo con tus 80 años, aún no puedes imaginarlo. Solo quiero ayudarme a mi mismo, ahora que hay opción de reconducir el camino que nos une, el "yo" de ahora con tu "yo" con 80 añitos de nada.
- Bueno...¿Una carta de mí mismo con 80 años? ¡se me está yendo la cabeza!
- Si, es cierto, se te va la cabeza en algunos momentos, pero descuida, eso hasta los 78 años no comenzarás a notarlo. Lo que voy a contarte es muy real, te pido mucha atención.
A ver si soy capaz de contarte la situación, sin que se apodere el miedo o la incertidumbre en tu "yo" de tu ahora, de tu presente.
¿Recuerdas cuando hablabas con otras personas de tus hijos, de que no se preocupaban de nada? Pues quiero decirte que estabas muy equivocado/a. Tus hijo/as, recuerdan muchas cosas, gracias a tu insistencia en creer en ellos, hoy son personas estupendas. Sus valores, al igual que los tuyos, han echado raíces dentro de su personalidad. Les enseñaste que en esta vida, cada uno recoge lo que siembra. Que si no siembras, no vives. Y ¿parecía que pasaban de todo verdad? Pues todo eso quedó grabado en su GPS de vida. Pensé que te gustaría saberlo. Como padre, madre, has aprobado. Pero...
Pero... hablemos de ti, de mí, de nuestros "yos". Se recoge todo lo que se siembra, muy bien, ahora necesito preguntarte, si tan claro lo tienes, y tan buen trabajo has echo con tus hijos haciendo que lo interiorizasen, ¿Por que no lo has hecho contigo mismo?
¿Recuerdas la cantidad de años que decidiste perder peso? Nunca lo has echo. Cada año te lo propones, pero nunca terminas de cumplirlo. No te quiero preocupar, a los 55 años, muy joven aún, necesitabas descansar al subir a un segundo piso. A los 60 años, eras incapaz de dar un paseo de más de una hora. Y desde los 68, vives enganchado/a a una máquina de oxigeno. (del tabaco no hablamos). Y no, no es por ninguna enfermedad, es por el sobrepeso que llevas contigo. Te escribo para que comiences a cambiar cosas ahora que puedes.
Por no cuidarte, desde los 50 años, has sufrido muchas patologías. Estás oxidado/a. Si haces algo por cuidarte en tu presente, créeme, mejorarás tu futuro. Me las estás haciendo pasar canutas en algunas ocasiones. Te escribo para que lo cambies ahora que puedes. Ver la cara de preocupación de los tuyos cuando te pasa algo, hace que se te enfríe el alma. Te escribo para que te pongas las pilas.
¿Recuerdas que eso de ahorrar era de pobres, de rácanos? ¿Recuerdas que el dinero estaba solo para gastarlo y disfrutarlo? Hoy vives en tu casa, pero te alimentas gracias a Cáritas y a tus vecinos. Te escribo para que comiences a prepararte para vivir tu futuro. Una cosa es vivir y otra mal vivir por no hacer bien las cosas.
¿Recuerdas que ibas a cambiar de trabajo? El trabajo te quitaba energía, acuérdate. No lo hiciste hasta bien entrados los 57 años. Ello te costó muchos días de mala leche, muchas disputas con tu pareja. Te separaste, tuviste tres parejas que no funcionaron por culpa de tu estrés. Hoy con 80 años, estás atendido/a por una mujer que viene dos horas a casa. Y lo peor es que te siente muy solo/a. Te escribo para que comiences a tomar decisiones en tu vida.
¿Recuerdas el viaje a Paris que querías hacer? ¿Al hijo/a del panadero que te encantaba? ¿Recuerdas que tu sueño era montar tu negocio? A tus 80 años, aún no conoces París, pinta que ya no podrás hacerlo, tu salud te impide hacer viajes tan largos. El hijo/a del panadero se casó, un día te confesó que estaba loco/a por estar contigo, pero como no te decidiste, pensó que no estabas interesado/a. ¡Que oportunidad de ser feliz perdiste copón! Y el negocio de moda que querías abrir... pues en la misma calle terminaron por montar uno similar. Hoy tienen más tiendas que Zara en la ciudad. Cada vez que lo veo no puedo evitar soltar alguna que otra lágrima.
Te pido que me creas, porque de no hacerlo, lo comprobarás por ti mismo (otra vez). Créeme, la vida que has tenido, no es que haya sido mala, pero llevas muchos años arrepentido/a de todo lo que no has echo. Si supieras el potencial que te veo desde aquí, desde tus 80 años... Si supieses como veo como lo desperdicias por culpa de tu miedo... Si supieses todo lo que te vas a perder por no hacer nada, tendrías mucho más miedo a quedarte quieto/a, que a comenzar a hacer realidad tus sueños.
Ahora, a tus 80 años, solo te hace feliz aquello que hiciste, aquello que viviste, todas aquellas cosas que intentaste, las que salieron bien, las que no salieron tan bien, pero te hicieron aprender y ser lo que eres hoy. Si supieses lo que te puedes perder...
Te escribo esta carta, para que comiences a hacer, a moverte, a perseguir tus inquietudes. Te escribo esta carta para que cambies tus sueños y los pongas a modo objetivo, ahora que vas a comenzar en breve un nuevo año. Te escribo esta carta, para que no se te olvide vivir cada día con toda la intensidad que puedas.
Voy a darte el mejor consejo que nadie puede darte, lo has escuchado muchas veces, pero hoy te pido que lo pongas en práctica. De verdad, hazlo.
No hagas caso de quien te critique, olvida el que dirán y haz todo aquello que te apetezca hacer. A tus 80 otoños, te arrepentirás para siempre de todo lo que te apetecía y no hiciste. No procrastines con tus propias vivencias, objetivos y placeres.
Lo que haces hoy, determinará tu futuro. Y ya te estoy contando, el tuyo hoy lo tienes en tus manos. No lo pienses más. ¡¡¡Muévete!!!
Te deseo un presente exageradamente bueno, para que puedas disfrutar de un futuro enormemente bonito.