Pensamientos de silogomanía

Silogomanía: Este es el síntoma que debe utilizarse para definir la acumulación compulsiva de objetos que carecen de valor. Comparto contigo esta definición, seguramente algunos de vosotros sabéis de sobra lo que es, pero estoy convencido, muchos otros les pasa como a mí, hasta hace no mucho etiquetaba a toda acumulación de objetos como síndrome de Diógenes, cuando en realidad son situaciones diferentes.
En una formación, el primer ejercicio que nos mandaron era el de "limpiar" tu casa. No, no me refiero a tenerlo todo limpio y sin polvo, creo que somos ya personas adultas para saber que hay unos mínimos a garantizar, no, no te hablo de eso, cuando te hablo de esta "limpieza" me refiero a limpiar tu entorno, a deshacerte de todo aquello que no uses, de todo aquello que durante los 6 últimos meses no haya tenido su minutito de gloria contigo. Prometo que la primera vez que hice esto, saqué de casa muchas más bolsas de las que hubiese esperado, ropa que nunca te pones, ropa que nos vas a desprenderte de ella porque vas a perder peso a partir del mes que viene, (no mientas, todos hemos tenido de esto), juegos que ya nunca sacas del armario, la yogutera que jamás usas por no fregarla después de usarla, el cochecito del niño, que del tiempo que lleva sin usar terminará por aparecer en su casa un responsable del ayuntamiento para colocarlo la pegatina de vehículo abandonado, todas estas cosas.
Cuando pones en práctica este ejercicio, te das cuenta que has ganado energía y espacio. (descubrirás muchas otras cosas, pero te invito a que lo hagas, créeme que te va a sorprender). Ganas espacio y energía, ¿energía?, sí, claro que sí. No es lo mismo preparar la comida en una cocina dónde hay trastos por todos los sitios, dónde apoyar una cazuela es poco más que una proeza, que preparar la comida en la cocina de Carlos Arguiñano, ¿verdad?
Como te decía, desde hace tiempo practico este ejercicio para mantener todo como me gusta. Cada dos meses más o menos pongo en orden el armario dónde guardo la ropa, ordeno los libros de casa, vacío y coloco de nuevo los cajones del salón, del despacho, etc. Hoy haciendo esto, he recordado algo que me hace mucha gracia y me ha hecho reflexionar.
Cuando compras por primera vez tu casa, tu propia casa, como norma tus familiares y amigos además de desearte una buena estancia en ella, te hacen algún que otro regalito que tu agradeces de corazón, con la mejor de tus sonrisas. Pero vamos a la realidad. Descubres después que o bien el regalo no te gusta, no pega con la decoración que le quieres dar a la casa o simplemente no le encuentras uso algo. Un familiar me regalo un juego de tazas, esos juegos que te vienen 6 tazas colgadas de un palo a modo arbolito y los platitos debajo, esos juegos de tacitas, cuenta la leyenda que alcanzaron su máximo esplendor en tiempos de Isabel II cuando esta cumplió su 18 cumpleaños. Sí, soy un exagerado, lo sé, pero es que a mí no me gustan, y aún se venden, lo que me parece sorprendente la verdad. Pues como no podía ser de otra forma, el juego de tazas terminó en la cochera, la cual tenía armarios dónde terminaban todas esas cosas que no usas, todas esas cosillas que guardas por que son tuyas y no tiras por que usarás en otro momento.
La cosa es que (el que tenga trastero o similares me va a entender) todo tiene un límite, y te ves obligado a vaciar cada cierto tiempo la cochera, el trastero, la bodega...cada uno lo que tenga, ya que no hay espacio para meter siquiera, un poquito de aire, eso está a tope. Llegados este momento...¡sí!, has acertado, ya tenemos tarea para el domingo. ¿Cuándo si no tienes tiempo de hacer limpieza y colocar todo esto? ¡Que suerte!
Vacías todos los armarios del trastero, colocas de nuevo todo eso que debes guardar sí o si, la tumbona de la playa, la sombrilla, la piscina hinchable para verano...y las tazas. He tirado medio trastero, pero las tazas vuelven al armario. Pero, ¿por que? ¿Si no las uso y no me gustan! Pues, porque es un regalo, porque no quiero que nadie me diga que soy un desagradecido, hace cinco años que estas tazas viven a la sombra de un armario y no ha pasado nada.
Os puedo asegurar que ese juego de tazas tenían más vidas que un gato. Se vació el armario unas cuantas veces, y siempre volvían al mismo lugar. ¿Cómo se puede pensar y actuar así?. Terminaron en la basura muchos años después sin tener un solo uso y ocupando espacio y tiempo.
La reflexión es, ¿ cuantas veces que podemos vivir esta situación?. En este caso, el problema de no deshacerte de las tazas, no era por ser un regalo, era por querer agradar a quién te lo hace. Por no tener coraje a decir que no te gusta, que no lo quieres o que no vas a usarlo. El problema lo tenemos en la cabeza, en nuestra manera de pensar. En serio, piénsalo, ¿ cuántas cosas guardas en los armarios de tu cabeza?. Bien porque te da miedo la reacción de otra persona, o por no querer defraudar a nadie. De nuevo estás viviendo y actuando como crees que todo el mundo espera que actúes, estás prestando atención de nuevo a todo lo que te rodea, a todos menos a ti. ¿No te has dado cuenta aún?, ¡tu eres el juego de tazas del ejemplo!
Mira, lo gracioso de todo esto, es que cuando conté a mi familiar que el juego de tazas después de estar tantos años en casa terminó en la basura y con la misma caja en la que llegó, este me dijo que era normal, además de no pegarme con la cocina de aquel entonces, para ponerlo de adorno era feo. El juego de tazas se lo habían regalado, ni siquiera lo compró. Se lo dieron y con toda su buena intención se acordó que igual a mí en mi nueva casa me podía venir bien. ¿De verdad? Después de esto, pienso en que no hay mejor manera de perder tiempo que jugar al escondite con todo eso que no usas. El no decidir bien en su momento que hacer con el juego de tacitas, dio como resultado desgaste de trabajo, restó energía, ocupó un espacio del que no estaba muy sobrado y en ningún momento tuvo utilidad alguna. Desde entonces intento no tener mas "juegos de tacitas" en mi casa, intento no tener algo que nunca uso, porque si es así...¿para que lo quieres? Que no se te olvide que TODO lo que no suma, resta.
Pero ya sabes, no me hagas caso. Sabes que soy demasiado joven para dar consejos, te doy mi opinión nada más, vacía los armarios de tu cabeza, no guardes nada que ni uses ni te aporten algo. ¡Atrévete a probar cosas!
Recuerda, lo que haces en el presente condicionará tu futuro. Tu decides.
Y como siempre, os deseo un presente estupendo.
Correo: dtp.rubenarroyo@gmail.com