Negociando con Melchor

Estoy empapado en sudor, apenas he pegado ojo en toda la noche. Noto que estoy acelerado, estoy nervioso, preocupado, desquiciado. La situación al principio era como la de cualquier año, pero ha llegado un momento, que ya no es sostenible. Me crea tal expectación, que hace que me colapse la sangre. Por momentos dejo de respirar al ritmo habitual, mi corazón comienza a acelerarse como si estuviese compitiendo en una carrera. Lo reconozco, me produce ansiedad, tengo miedo.
- Dinos lo que queremos saber y no pasará nada. Me dice un hombre negro justo enfrente mío.
No puedo responder. Y esta vez, no es por ganas. Ojalá pudiese hacerlo, pero por más que le doy vueltas soy incapaz. Esta vez no hay forma. esta vez, me encuentro muy perdido.
- En serio, no os engaño, os estoy diciendo la verdad. He preguntado, he intentado que se envíen las cartas como cada año, pero por alguna razón, este año no están por la labor. (Consigo responder con voz temblorosa).
- Mira chico, mi amigo Baltasar tiene poca paciencia,(Gaspar se llama quién me habla) es verdad, pero tenemos mucho trabajo por delante y por culpa de gente como tu, terminamos siempre tarde. Esas horas nunca se nos pagan, y esta vez hemos decidido que las cosas van a ser diferentes. Así que será mejor para ti que colabores.
Bueno, esto es increíble. Me duelen las muñecas, la cuerda con la que me tienen atado está demasiado prieta, me corta la circulación de mi maravillosa sangre azul. No puedo creer que me hayan secuestrado por no tener aún enviadas las cartas, cuando aún queda un mes para que hagan el reparto.
-No somos Amazon, me dicen.
Pero, ¿que culpa tengo yo que no os paguen las horas? ¿Qué culpa tengo yo que os obliguen a ser Mágicos 24-7? ¿Qué culpa tengo yo que vuestros superiores confundan implicación con esclavitud? Yo no tengo la culpa que sus superiores confundan exigencia con tiranía. Leches, que más que los Reyes Magos, parecéis...
- ¡¡Ala!! ¡¡Que te has ido de conversación!!!
- Cierto, perdón. Me salieron todas las verdades juntas y no supe parar, lo siento.
Mis lágrimas recorren mi cara, Gaspar me ha metido un buen bofetón. No entiendo el royo pandillero que llevan, nunca lo hubiese imaginado. Cada vez que se apartan y parece que por fin me dejan coger aire y respirar, llega otro tortazo, cada vez desde un sitio diferente.
- Eres un películas, los Reyes son buena gente, nunca hacen eso.
Pues puede ser, no te digo que no. Pero créeme que así lo siento. Este año el tema "regalos" me está quitando mucha energía. Pero, mucha. Más de la que me hubiese imaginado. Me siento como si estuviese secuestrado y pasándolo mal por los puñeteros regalos. Cada vez que hago un avance, cada vez que cojo un poquito de aire... ¡pum! bofetón, cambio de regalo, de opinión, de...
Este año no quiero nada. Este año papa no necesito nada. Mi hija pide lo mismo a todos, os apañáis vosotros dice. Nadie sabe que regalar al otro...¿Qué regalamos al papa? ¿Tu madre a dicho algo? ¿Le gustarán estas botas? ¿Crees que una colonia...?
Y así un día tras otro, y otro... ¿Y todo por qué? Pues porque al final te das cuenta que le estoy dando una importancia que no debería de darle. Cuando alguien dice eso de, " quiero tal cosa", comienzan las carreras, todos a comprarlo, el primero se lleva el premio, el resto tendrá que seguir pensando regalo. Hay empujones, amenazas (mi madre me ha arrinconado en el pasillo), sicarios. Os prometo, siento que solo falta Ramonchu y ya tenemos el Gran Prix de Navidad montado.
Ya sabes, por mi juventud no me gusta dar consejos, solo te cuento lo que vivo. Y lo que vivo ahora mismo es un nerviosismo que me supera. Gente corriendo como loco/as buscando su regalo. Todo el mundo pidiendo, preguntando, cada día una talla diferente, cambio de parecer, cambio de regalo, ya no quiero eso, ahora prefiero mejor lo primero, ese color mejor me lo cambias...
A mi no me hagas caso. Te cuento todo esto porque al final pasa todo. Y cuando esto sucede ¿que ha pasado? ¿de que ha servicio toda la energía consumida? ¿todo el dinero gastado? Pues de bien poco. Escribo y comparto esto porque somos muy manejables. Nos gastamos dinero en cosas que no necesitamos porque es navidad. Gastamos tiempo que no tenemos, porque es navidad. Tiramos a la basura 20€ por décimo, porque es navidad. Puede que suene muy cenizo, lo sé. Te invito que en Abril hagas un inventario de todo lo que regalaste y todo lo que tu has regalado. Vas a flipar en lo que quedó la navidad de verdad.
He terminado negociando con Melchor. Me ha comentado que el 80% de los regalos que reparten son compromisos absurdos. Me dice que igual en lugar de hacer el regalo más caro, el regalo más original, el regalo más molón... haga el regalos más sinceros.
Hay quién cree que hay que vivir y disfrutar la navidad, y esto implica hacer regalos y más regalos. Después estamos los que dejamos de creer las cosas y comenzamos a vivirlas, y nos hemos dado cuenta que un abrazo a quién lo necesita vale más que un cheque en blanco.
No se trata de gastar, no se trata de eso. Se trata de que tu energía no se consuma por procesos que no te aportan ningún valor. Yo he fallado en ello. He tenido un par de semanas que nada tienen que ver con mi manera de pensar. Todo por intentar agradar mediante un bien material. Hasta que te das cuenta que lo importante no es regalar un balón a mi hijo, lo importante es jugar a fútbol con mi hijo, y para eso, a el le da lo mismo un balón que una piedra.
Lo que haces en tu presente determina tu futuro. No lo digo yo, me lo ha contado Melchor, y si el lo dice...(Por cierto, Melchor es el jefe, es el que lleva el oro. Los otros dos dice que son mano de obra, no tienen cargo) os lo cuento por si tenéis rey favorito, que yo no digo nada, ¡¡¡pero no sé para que coño queréis mirra si no sabéis ni lo que es!!!
Por lo pronto, sigo comprando regalos y lotería. Ya sabes, es que si no, no es Nav...
Te deseo un presente exageradamente mágico.