El sentido del honor

Quién me conoce, seguramente me lo ha escuchado decir muchas veces. "Lo más importante que tiene una persona es su palabra". Siempre que digo esta frase, la acompaño de otra, que a mi parecer son hermanas y sin ser preciso que estén unidas, son un gran acompañamiento la una de la otra. "La lealtad tiene un precio, y con ella no se regatea".
En los últimos días me ha sorprendido la cantidad de personas que venden su lealtad a un precio mísero. Personas que traicionan todo y a todos por un puesto de trabajo, por una relación amorosa o de amistad, personas que traicionan a familiares y amigos, personas que dan la espalda a la lealtad por envidias, por desconocimiento y por miedo. Personas que regatean con sus principios. Pero no me refiero a nada de esto, me refiero a algo muchísimo peor.
Quiero exponerte como entiendo yo la lealtad y a quién debes de ser leal. Antes de continuar con esto, posiblemente estés diciendo:
- Rubén, todos fallamos en alguna ocasión.
Y claro que fallamos, somos seres humanos, fallar no es malo, lo hemos comentado en varias ocasiones, fallar es molesto, pero no es malo. Malo es, no hacer nada. El fallo es uno de los vehículos de aprendizaje más potentes. Molesto, es cierto, pero potente, muy potente. Y no, la lealtad no es fallar a una persona, tal y como entiendo yo. El sentido de la lealtad, el sentido del honor, no es fallar a otra persona, es fallarte a ti mismo/a.
Porque lo creas o no, no hay nadie más importante en este mundo que tu mismo/a.
- Te equivocas Rubén, mis hijos son lo más importante de mi vida. No hay nada más importante que ellos.
- Siento decírtelo pero... estás equivocado/a, y mucho además. Eres tu y solo tu.
Porque cuando mueres, nadie muere por ti, cuando vives, tienes que vivir para ti. Centrar el foco en ti no en los demás. Es a ti, a tu persona a quien debes lealtad máxima, es a ti a quién nunca jamás debes traicionar. Tu trabajo como madre/padre, es criar y educar a tus retoños para que estos, llegado un determinado momento, abandonen el nido con unos valores y unas garantías de supervivencia. Pero nada más. Por mucho que te moleste, ni puedes, ni debes vivir la vida de tus hijo/as, solo puedes vivir una, la tuya.
El sentido del honor es serte leal. Es cuando decides trabajar un cambio importante en tu vida, no traicionarte a las primeras de cambio. Después lo conseguirás antes o después, eso es otra cosa. La diferencia entra las personas que crecen y avanzan y las que se quedan en el barro abrazados a la queja es es traicionarse o ser leal a sus principio, a su propia palabra.
Todos conocemos a quien hace mil dietas y nunca termina ninguna. Y no está mal, hay gente que prueba sin más, y otra que se promete que esta vez es la buena. Las primeras puede que solo pierdan el tiempo, las segundas pierden confianza en si mismas, y eso no es bueno, eso es lo preocupante. ¿Me pillas?
Una de mis películas favoritas es Braveheart. Al final de la película, Willian Wallace es troceado públicamente después de un gran ejemplo de lealtad a sus valores, después de llevar el sentido del honor a su máxima dimensión. Aún siendo muy heroico, no voy a pedirte que te descuartices físicamente, lo pondrías todo perdido y después hay que limpiar. Pero si te pido que lo hagas mentalmente. Piensa en todas esas veces que te has prometido un gran cambio y al primer contratiempo has abandonado. Igual no lo das importancia, pero cada vez que haces eso, es una pequeña derrota que queda grabada en tu subconsciente.
En la vida se sufren situaciones que pueden gustar más o menos. Compañeros de trabajo que por sumisión, dejan de hablarte después de criticar a sus opresores hasta la saciedad. Personas que te venden la amistad por un ascenso, "amigos" desde la infancia que llegado el momento, te dicen que es más importante una cerveza que ir a conocer a tu hijo al hospital el día que nace. Personas, que le cuentas una idea en confianza y la publicita como que es él el autor de la misma, etc. He vivido muchas cosas, cuando hablo de traición no me refiero a esto. Todo esto te puede gustar más o menos, pero no es a mí a quién se traiciona, es a ellos mismos. ¿Me entiendes? Cuando alguien hace algo en lo que no estás de acuerdo, simplemente puedes apartarte y seguir cada uno su camino. Cuando te traicionas y te faltas al sentido del honor tu mismo, no puedes apartarte. Lo tienes dentro, te puede consumir poco a poco.
Por cierto, conozco personas que no solo se traicionan ellos mientras te traicionan a ti, sino que además, se autoengañan diciendo que la culpa siempre es de otro/a, del momento, culpan que los obligaron, culpan a la situación, al tiempo, a los elfos del bosque,... de quién sea menos de ellos y su propia cobardía. Ojo, cuando los identifiques apártalos como a los mosquitos en verano. Pueden llegar a ser igual de molestos y aportan más o menos lo mismo. Nada.
Quieres hacer un cambio en tu salud financiera, en tu dinero, hazlo, con todas las consecuencias. A por todas. No bombardees tu sentido del honor cuando las cosas se tuerzan, cuando la gente te critique, porque la diferencia entre el éxito y el fracaso es persistir, si fuese fácil, todos lo harían. Al final de tu camino, eres tu quién estará a otro nivel de consciencia. El resto, solamente seguirá criticando.
Quieres un cambio circunstancial en tu relación de pareja, pues a ello. No te traiciones cuando llegue el primer revés. El 90% de la sociedad vive para criticar, irse de cañas y decirte de bar en bar como debes vivir y organizar tu vida. El 10% restante es el que no se traiciona, el que no presta atención a las conversaciones de barra. Cuando llegues al final de tu recorrido, el resto seguirá arreglando el mundo desde el mismo bar en el que los dejaste.
Decides que es momento de un cambio de imagen, de bajar unos kilos por salud, por estética o porque te da la gana. Genial, ahora es cuando todo tu entorno que van al gym media docena de veces al año te dice que tienes que hacer, como y de que manera. Cuando eres fiel a tu sentido del honor, sabes que las cosas se hacen despacito y bien, todo lo demás te sobra. Cuando llegues al final de tu camino estarás radiante, por dentro y por fuera. No te preocupes por los del bar, con el tiempo que llevan allí haciendo como que hacen, seguramente ya te verán doble.
Mira, soy demasiado joven para dar consejos, por eso solo cuento mis vivencias, lo que he vivido, lo que hago y en lo que me centro por si te puede aportar algo de luz a ti mismo/a. No te pido que me creas, te pido que lo pruebes tu, que pienses todas esas veces que has faltado a tu palabra contigo mismo y que consecuencias has tenido por ello. Tengo una amiga que lo explica de una manera estupenda, con una reflexión que no tiene desperdicio:
En la vida, puedes trabajar para avanzar siendo tu mismo/a, o seguir obedeciendo y siendo un huele culos toda tu vida, cargando tu falta de coraje y tus culpas en los demás.
Conozco gente que critica todo y a todos. Personas que se quedan quietas, que no hacen nada, que esperan a ver que pasa para después quejarse de su mala suerte en la terraza de cualquier bar con una caña de la mano. Y también personas que por fin deciden comenzar "su gran cambio", que están siendo leales a su sentido del honor y están consiguiendo poner luz a momentos muy oscuros. Claro que estos también se toman una caña de vez en cuando, estos son los que en la terraza los ves sonreír por dentro. Sonríen para ellos mismos, no para que los veamos los demás. Tu haz lo que creas que tienes que hacer, yo hace tiempo que tengo muy claro que no se regatea con la lealtad. Lo creas o no, mi vida gracias a eso, hoy es otra muy diferente. Te dejo esta frase para ti:
Cuando descubres lo que de verdad vales, ningún precio te vuelve a parecer demasiado alto.
Recuerda, lo que haces en el presente, condiciona tu futuro. No lo digo yo, lo dice la vida. Tu decides, pero después no digas que nadie se molestó en contártelo.
Te deseo como siempre, un presente exageradamente estupendo.